“Había escuchado hablar de un egipcio que hacia acupuntura con agujas que no pinchan logrando sacar el hambre, ayunando y adelgazando muchos kilos sin sacrificio. Cansada de intentar con todos los métodos existentes, variedades de pastillas, libros y clínicas me puse en campaña para conocerlo. La información me llego en una revista, David Berniger psicólogo, viajero, contaba sus experiencias y sus ayunos por diferentes desiertos del mundo. Anoté su dirección y me animé a pedir una hora. Estaba curiosa de conocer a esta persona tan interesante e intrigada, nunca había escuchado hablar de él (luego entendí que hay mucha gente que no quiere habar de sus dietas y mantienen en secreto la información). Llegue a la consulta, una secretaría me abrió y después golpeo varias veces una puerta, mi curiosidad crecía al observar que nadie contestaba. Era todo un misterio y mi intriga aumentaba a medida que pasaba el tiempo. De repente de ese cuarto salió una paciente, la secretaria en silencio la acompaño por las escaleras y se despidió. Minutos después, apareció un joven, tomo una carpeta entre sus manos, me saludó y me hizo pasar al escritorio. Se presentó como David Berniger con gran sorpresa para mí. Yo esperaba al gurú……. Mi fantasía se esfumo en un segundo, el personaje estaba enfrente de mí y nada tenia que ver con lo que había imaginado. Licenciado en psicología, profesor de buceo, escritor de libros y del signo de capricornio, a quien le gustan los perros, los asados y el mate. En mi mente había creado una persona totalmente diferente. Esperando que apareciera el gurú con túnica blanca, que con sus agujas doradas fuera capaz de transformar mi cuerpo en instantes y devolverme mi peso tan deseado…Y no fue así. Comenzó para mi una nueva experiencia, la del ayuno y la acupuntura egipcia, de la mano de David. Son agujas que no pinchan, tocan puntos estratégicos que logran dormir el estómago. Tenía mucho temor de dejar de alimentarme, en mi mente sabia que no podría aguantar mas de un día sin ingerir alimentos y solo bebiendo agua. Pero David me fue llevando poco a poco, explicándome a medida que iba comprendiendo. El primer día quizás fue el más difícil, luego el tercero y luego el séptimo, tiene todo una explicación, a medida que se limpia el organismo tiene sus resistencias y se manifiesta con dolores de cabeza y malestar. Día a día que lo experimentaba aumentaba mi bienestar, energizándome y sintiendo la limpieza, no solo del cuerpo, sino de la mente y del alma. Fui descubriendo en mi la importancia del ayuno, el porqué de los maestros y profetas y la necesidad de ayunar y al hacerlo me sentí liviana, diferente, me reconecte con una energía que nunca antes había sentido, se aclaro mi mirada, se afino mi cuerpo, se limpio mi alma. Comprendí que si somos 80% de agua necesitamos de ella para renovarnos, para limpiarnos, para vibrar. Sintonizarnos, como si fuéramos las cuerdas de una guitarra que hay que afinar. Comprobé como me dijo David, que la farmacia esta en nosotros, que debemos encontrarla en nuestro interior y que allí podemos sanar. Lo comparé con mi trabajo artístico de los mándalas, volver al centro, a la pura esencia, Y me sentí muy bien. Trato de hacerlo en cada cambio de estación, así como cuando limpiamos los roperos. David Berniger me acerco a esta técnica milenaria, refleja en su actitud la seriedad y el compromiso interior, y el respeto por sí mismo. Quiero agradecerle a él, todo lo que me mostró, su sabiduría en silencio y su entrega para ayudar a la humanidad enferma, por su compasión y su humildad. Creo que el ayuno en manos de David es una experiencia digna de transitar.”
Agó Páez Artista Plástica Uruguaya